El dolor de espalda es un fenómeno bastante frecuente que causa enormes costes sociosanitarios por el elevado número de bajas y pérdida de días laborables que supone.
Con la lesión o alteración sin lesión de alguna estructura, se produce la estimulación de las fibras nerviosas sensibles al dolor, A-delta y fibras tipo C, con lo que aparece el dolor.
Este estímulo implica la liberación por parte de los nervios de sustancias que producen una respuesta inflamatoria y una contractura muscular de protección, fenómenos ambos que contribuyen al establecimiento del círculo vicioso espasmo-dolor-espasmo.
El dolor puede producirse por una lesión estructural, como una hernia que comprime un nervio, pero también puede producirse en situaciones en las que no existe lesión de ninguna estructura, como puede ser el mantenimiento de una postura viciosa que produce una contractura muscular que desemboca en dolor por los mecanismos ya estudiados.
Fuente:
Las lesiones de espalda tienen varias causas, pero es común a todas ellas un fallo en los mecanismos compensadores que va a desencadenar una lesión de las estructuras y por tanto un fallo de las funciones de la espalda.
Puede producirse fisura disco intervertebral cuando se ve sometido a un intenso esfuerzo, puntual o continuado. Los movimientos vertebrales causan, hacia el lado contrario, la proyección del núcleo pulposo, al que se realiza el movimiento, lo que produce que el núcleo contacte y lesione de manera parcial las fibras más internas del anillo fibroso.
Generalmente la fisura se suele producir de manera radial, perpendicular a las fibras del anillo. Pero como las fibras anteriores del anillo fibroso son más gruesas, hasta un tercio, que las posteriores, es más frecuente que se produzcan las fisuras en las porciones posteriores del anillo fibroso.
Generalmente, el movimiento que más influye en la lesión del anillo fibroso es la flexión del tronco en carga, lo que provoca la proyección del núcleo pulposo hacia atrás y la lesión de las fibras posteriores del anillo.
En este tipo de lesión, el desgarro no llega a ser completo, y se mantiene la integridad estructural del anillo fibroso. La lesión es asintomática si no trasciende la superficie del anillo fibroso.
Esta protrusión produce sintomatología, relacionada principalmente con la invasión del espacio por el que salen las raíces nerviosas raquídeas, el agujero de conjunción y el consiguiente pinzamiento del nervio.
La sintomatología incluye:
- Dolor, generalmente irradiado al territorio del nervio pinzado.
- Parestesia o adormecimiento en el territorio del nervio, de tratarse de un nervio sensitivo.
- Paresia, o pérdida de fuerza y atrofia, de tratarse de un nervio motor.
También hay que considerar el efecto que la rotura del disco intervertebral tiene sobre la mecánica del segmento vertebral afectado, debido a que se pierde el sistema amortiguador y facilitador del movimiento.
La actividad de la persona puede acelerar un proceso normal y producir artrosis de las articulaciones intervertebrales, fundamentalmente en los cuerpos vertebrales y las articulaciones interapofisarias.
La degeneración del disco intervertebral es la causante de la artrosis e implica que las presiones se transmiten poco o nada amortiguadas a la vértebra inferior, llegando en ocasiones a contactar ambos cuerpos vertebrales, situación que produce la aparición de deformidades en los cuerpos vertebrales, conocidas como Osteofitos, que radiológicamente se conocen como "picos de loro". No suele producir dolor.
Al hablar de las consecuencias de las lesiones de espalda, hay que hacerlo de las contracturas musculares, que suelen aparecer ante sobreesfuerzos, estrés y a veces derivadas de la lesión del disco, con la finalidad de reforzar y proteger el segmento lesionado.
La contractura muscular es un complejo estable de contracción muscular, en el cual, debido a la falta de relajación tras la contracción muscular, se produce un ciclo reflejo patológico conocido como el ciclo ESPASMO-DOLOR-ESPASMO. El espasmo muscular causa la alteración en la movilidad de los iones y el agua en el sarcolema muscular, quedando el músculo ligeramente "deshidratado".
Se estimulan las fibras nerviosas por el aumento del tono muscular y por la isquemia funcional que produce la contracción mantenida del músculo. Este dolor acentúa aún más es espasmo defensivo del músculo, con lo que se cierra y retroalimenta el ciclo patológico.
Se logra combatir esta situación mediante el uso de relajantes musculares (tetrazepam), Antiinflamatorios no esteroideos (AINE´S), masaje, aplicación de calor.
La mejor prevención es evitar que se produzcan por medio del desarrollo y mantenimiento de una buena forma física, mantenimiento de posturas adecuadas, evitar manipulaciones muy intensas o muy frecuentes.